domingo, 2 de junio de 2013

LA ELECCIÓN DEL IDIOMA: ¿DETERMINANTE?

Todos nos hemos encontrado alguna vez ante este dilema. ¿Cuáles pueden ser las razones de peso para escoger un idioma u otro y especializarnos en él? ¿Acaso puede decirse que hay idiomas ''con más oferta'' y otros ''con menos''? Y en ese caso, ¿hay más oferta para los idiomas minoritarios porque los domina menos gente, o sigue habiendo más para los idiomas más populares aunque sean los más estudiados? Es una pregunta que me hago constantemente. Cuando empecé a estudiar idiomas, recuerdo que tardé un tiempo en decidirme por el alemán. Pensaba: ya sé inglés, y seguiré puliéndolo y demás, pero, no es suficiente, porque inglés hoy en día, y más en el camino en el que quiero entrar, sabe todo el mundo. A la hora de empezar la carrera, unos meses antes, decidí que el alemán sería mi idioma ''maior'', aun sin saber absolutamente nada. Y lo escogí, con toda mi ignorancia, porque ''me sonaba a negocios'', y, ya que por ese entonces veía imposible poder dedicarme a la traducción, y simplemente veía estudiar idiomas como un plus a la hora de encontrar trabajo, pues seguí adelante con ello. Ahora cada vez que lo recuerdo me doy cuenta de que no tenía ni idea de nada (ups). En dos años y medio, mi relación con el idioma ha tenido sus altibajos: lo he odiado y querido a partes iguales. Quien haya estudiado alemán sabrá a lo que me refiero: es un idioma que tiene una gramática complicada, que hay que machacar mucho, y, conseguir esa ''base'' para seguir aprendiendo, cuesta su esfuerzo. Hay una terminación para cada palabra y caso, y cada letra hay que pensarla antes de hablar. Pero, una vez te acostumbras, y te vas metiendo en su ''atmósfera'', te va encandilando, y te gusta (o eso me pasó a mí).

Dejando un poco de divagar, y volviendo al tema principal, recuerdo que muchas veces he pensado ¿por qué no escogería yo un idioma más afín al español, que se pareciera en algo, y resultase ''más fácil'' de aprender?
Respecto al mundo de la traducción, me he dado cuenta de que hay un gran abanico de posibilidades, y de que puedes hacer dos cosas: Esperar a que las oportunidades vengan a tí, y, formar parte entonces de una lotería esperando a que sea tu combinación la que sea requerida en una oferta concreta, o bien, informarte, documentarte, ir a por ello y descubrir por tí misma por dónde tienes que ir si quieres traducir de un idioma u otro. ¡Yo desde luego lo tengo claro!


Feliz domingo,

Virginia.

Virginia.




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