lunes, 1 de junio de 2015

Cómo sobrevivir al primer contacto con la traducción jurídica


Si bien escoger una especialización en traducción es un tema complicado, por suerte la universidad nos brinda la oportunidad de tener un pequeño acercamiento a algunas de ellas, a través de las asignaturas optativas y los itinerarios. 

En mi caso, escogí el itinerario de traducción especializada, que incluía traducción jurídica, administrativa y comercial por un lado y traducción científico-técnica por el otro.

Aunque los primeros días de clase todo me sonaba a chino y sentía que me estaba moviendo por un terreno que no dominaba ni mucho menos, tuve la suerte de que el programa de mi universidad para las asignaturas de traducción jurídica era bastante completo: los profesores no se limitaron a hacer una simple introducción a la materia, sino que realmente nos «metimos en harina» y trabajamos al detalle con bastantes textos distintos, repasamos las peculiaridades del lenguaje jurídico, elaboramos glosarios e incluso tuvimos una pequeña parte teórica de derecho.

Por eso quería aprovechar los conocimientos adquiridos y redactar una pequeña «guía de iniciación» para aquellos que, como yo, cuando se enfrenten a su primer contacto con la traducción jurídica, no se sientan tan perdidos. ¡Allá vamos!


En primer lugar, ¿qué tipo de documentos podemos encontrarnos? Voy a enumerar algunos documentos enmarcados dentro del campo jurídico-administrativo:
  1.  Contratos
    • De arrendamiento, de representación comercial (contratar a un tercero)…
  2. Estatutos (sociales, etc.) 
    • ¡¿Esto qué es lo qué es?! Pues básicamente, una serie de cláusulas que se redactan cuando se está creando una sociedad (una empresa) y que delimitan el objetivo de su actividad comercial, los derechos de los socios, etc.
  3. Actas
    • Actas de constitución (documento oficial de creación de una empresa que lleva adjuntos los estatutos sociales).
    • Actas de asambleas (orden del día, fecha, etc.)
  4. Sentencias
  5. Demandas
  6. Testamentos

  • Etc.
Vale, ¿y ahora qué? Pues lo primero que hay que saber es que nos vamos a topar con una terminología y unas estructuras gramaticales muy particulares a las que cuesta acostumbrarse al principio, pero luego se coge soltura. Hace falta documentarse mucho, ya que es esencial entender qué estamos traduciendo, para qué sirve, etc. Además, documentándonos en español (buscando textos paralelos, por ejemplo) probablemente nos encontremos con algunos de los términos que vamos a necesitar. Al final del artículo os dejo algunos enlaces a recursos interesantes (tanto recursos generales que me han funcionado bastante bien en este caso concreto, como recursos especializados).

Respecto al proceso de aprendizaje, he de decir que en este caso hay que tener paciencia: no es fácil familiarizarse con el lenguaje jurídico de dos o más idiomas y con el sector en general, pero documentándonos correctamente, siendo curiosos y aprendiendo a seleccionar los términos adecuados, poco a poco sabremos movernos con más soltura en este campo.



Por último, no quería terminar este artículo sin tratar un tema esencial cuando traducimos textos jurídicos: ¿adaptación o no adaptación?
El problema de traducir textos jurídicos es que estamos hablando de dos realidades totalmente diferentes: el sistema jurídico es diferente en cada país, como lo es el formato de los documentos (un contrato de arrendamiento no es igual en inglés y en español). Por este motivo, aquí es clave conocer el objetivo de nuestra traducción. En muchos casos, los clientes piden la traducción de un documento jurídico para su propia información, para entenderlo, y en este caso debemos ceñirnos al original en estructura y formato y traducir fielmente.


La adaptación es menos común, porque cuando se busca una traducción con fines oficiales se está hablando de traducción jurada, y esa es otra cuestión. En el caso de querer utilizar una traducción en el ámbito público sí que hay que adaptarla y jurarla, por supuesto.

¡Y nada más! Espero que os resulte útil. Nos leemos en la próxima.
Virginia.



Enlaces

- ES/multilingüe

Libro de estilo interinstitucional de la UE (en varios idiomas, gratuito, descargable en PDF o impreso, te lo mandan a casa)

http://publications.europa.eu/code/es/es-000100.htm

IATE

http://iate.europa.eu/SearchByQueryLoad.do?method=load

Comisión Europea, Problemas y dudas de traducción

http://ec.europa.eu/translation/spanish/guidelines/documents/styleguide_spanish_dgt_problems_es.pdf


-EN

Free Legal Dictionary
http://legal-dictionary.thefreedictionary.com/

Legal Dictionary
http://dictionary.law.com/

-DE

Juristisches Lexikon: http://www.juraforum.de  

Juristische Abkürzungen: http://www.juraforum.de    

Betriebswirtschaftliche Abkürzungen: http://www.juraforum.de  

 Deutsche Gesetze: http://www.gesetze-im-internet.de/








domingo, 2 de febrero de 2014

«Escribir en internet»

¡Saludos de domingo!

He decidido compartir en mi blog, y ya que hace mucho que no escribo por aquí, una pequeña reseña de un libro que he leído hace poco y que me ha parecido interesantísimo para nuestra profesión. 

Se trata de Escribir en internet, una iniciativa de la Fundéu, cuyo autor es el director Mario Tascón, y en el que han participado todo tipo de profesionales de la lengua (traductores, documentalistas, periodistas, filólogos, escritores, y un largo etcétera).

Os traigo una reseña que he hecho para una asignatura de la Universidad, pero adaptada para esta entrada.

¡Allá vamos!


Escribir en internet: guía para los nuevos medios y las redes sociales es un manual de estilo adaptado a los nuevos medios cuyo objetivo es ayudar a los lectores a que consigan un uso más fácil y efectivo de internet. La obra proporciona una serie de fragmentos explicativos en forma de artículo que plantean posibles problemas y sus soluciones. Abarca todos los usos de la Red, y se divide en dos apartados: uno dedicado al uso cotidiano, y otro, al uso profesional.


Sin duda, en un primer momento destaco el índice del libro. Resulta de gran ayuda para su lectura  y para localizar aquellos apartados que nos resultarán más útiles según nuestras necesidades, sobre todo dado que el libro es muy extenso. Tratándose de una obra esencialmente práctica, el mejor uso que podemos hacer de ella es leer los apartados que nos puedan resultar provechosos, y tenerlo siempre a mano como obra de consulta. La escritura es clara y concisa, y la organización de los contenidos es inmejorable.

El libro comienza con una introducción y, posteriormente, se divide en dos mitades: el uso cotidiano de la Red y el uso profesional. Dentro de cada apartado se tratan una gran cantidad de temas relacionados con la presencia online. El resultado es una obra dividida en secciones que a su vez se dividen en más secciones: el producto final son pequeños artículos temáticos.

El contenido empieza con algunas reflexiones sobre la Red y la necesidad de un manual de estilo para desenvolvernos en ella con soltura, para producir contenidos escritos correctamente. Se trata también el tema de los idiomas en la Red, y se debate si la supremacía del inglés afecta a nuestro idioma, si «empobrece el lenguaje», en palabras del autor.

Posteriormente, respecto al uso cotidiano, se hace un análisis del cambio en la forma de leer en medios digitales respecto al papel. Se ha demostrado que realizamos una lectura en forma de F, es decir, primero en horizontal y después en vertical, «escaneando» el contenido que tenemos delante. Estos datos deben tenerse muy en cuenta a la hora de redactar cualquier texto en internet, ya que debe utilizarse el espacio superior de la pantalla para llamar la atención y enganchar al lector desde el primer momento. En este sentido, uno de los cambios más notables en la estrategia de redacción digital consiste en escribir primero la conclusión del texto, para que el lector ya sepa sobre qué va a leer y si le interesa o no.

Asimismo, como otro tema relevante, se trata el uso del correo electrónico y cómo gestionar nuestro comportamiento y nuestro tiempo de respuesta, entre otras cosas. Se dan consejos relativos a responder de forma neutral y formal, sin dejarnos llevar por las emociones y pensando muy bien las palabras. Se aconseja no tardar más de un día en responder a un correo electrónico importante, ya que lo contrario podría dañar nuestra imagen y nuestra relación con el receptor. 

Seguidamente, el autor entra en materia con las redes sociales: cómo crear un perfil y dar una buena imagen.  Da importancia aquí a la necesidad de distinguir entre el ámbito formal y el informal dependiendo de nuestros posibles lectores/ interlocutores, ya que nuestro «discurso» debe adecuarse a cada situación. También afirma que es importante, en este sentido, adecuar nuestra forma de escribir al uso de cada tipo de red social, ya que cada una tiene unos objetivos propios.

Por último, dentro del uso cotidiano, se trata la escritura de blogs. Este apartado, escrito por Marilín Gonzalo, nos da una serie de consejos respecto a cómo dirigirnos a nuestros lectores, qué tipo de lenguaje utilizar (qué registro), cómo titular, cómo gestionar el espacio, y cómo responder a los comentarios. Después, encontramos un apartado de similares características pero dirigido a la creación de una web corporativa.

La segunda mitad del libro se centra en el uso profesional de la Red. Se pasa de los consejos generales de uso de las distintas plataformas del apartado uso cotidiano, a cuestiones más relacionadas con la ortografía. Se tratan aquí cuestiones más especializadas, por ejemplo: cómo escribir buenos titulares, o cómo utilizar los signos de puntuación, otros signos y símbolos correctamente. El autor nos da consejos para crear un texto agradable para el lector, en quien tenemos que pensar en todo momento a la hora de escribir. Se nos acerca a los nuevos métodos de narración especializados para la Red, al uso correcto de los enlaces e hipertextos, que son imprescindibles para añadir contenido adicional a nuestros escritos.


Por último, un apartado muy útil para cualquier usuario de una web de forma profesional, se nos proporciona una relación de consejos jurídicos relativos a cómo compartir contenidos de forma legal, o cómo producirlos nosotros. Se desarrolla información sobre la licencia Creative Commons, se desglosa el uso de los términos y condiciones de un sitio web, y se añade un último aporte de consejos jurídicos para blogueros.

En rasgos generales, la obra aporta información muy valiosa y resuelve gran cantidad de posibles dudas que le pueden surgir a cualquiera a la hora de usar los nuevos medios. Hace un recorrido exhaustivo por las principales plataformas: el uso del correo electrónico, las redes sociales y la adecuación a cada una según sus características, la escritura de blogs, y la creación de un sitio web corporativo.

Es de gran utilidad para cualquier persona que use los nuevos medios. Consiste en consejos claros y concisos, la escritura es sencilla y correcta, la organización es limpia y hace muy fácil la localización del tema que estemos buscando, y los participantes en su redacción son profesionales consagrados.

En conclusión, opino que esta obra cumple su objetivo en el lector —que es ayudarle a escribir mejor en los nuevos medios— porque cualquier persona que tenga en sus manos este libro y que lo consulte, verá sus dudas resueltas y producirá, sin duda, contenidos mejor redactados. Siendo una iniciativa impulsada por la Fundéu BBVA, la practicidad de los consejos está asegurada: esta entidad lleva años dedicada a proporcionar recursos a los profesionales de la lengua para hacer un uso correcto de la ortografía.

Hasta aquí mi reseña. Espero que os guste y os resulte útil.
Virginia.

sábado, 22 de junio de 2013

PERSONAS DE NEGOCIOS 2.0


El otro día me puse a pensar en el estereotipo de ''persona de negocios'', que en mi diccionario mental vendría a ser la típica imagen de mujer con falda de tubo negra, americana a juego y camisa blanca, con su café preferiblemente de Starbucks, llegando tarde al trabajo, corriendo por la quinta avenida. Es un estereotipo que en cualquier ciudad existe, con su equivalente masculino: traje, maletín, café y prisa.

Pero, actualmente, ha aumentado el número de profesiones que pueden llevarse a cabo desde casa, de forma freelance. Profesiones como la programación, el community management, la redacción, y la traducción, por supuesto. Y también se engloban en este campo todas aquellas personas autónomas de cualquier ámbito que trabajan en su domicilio u oficina personal. ¿Deja alguien de ser una ''persona de negocios'' por no ir de traje y trabajar por su cuenta? me pregunto yo. 

Y volviendo al estereotipo neoyorquino, otros rasgos característicos de la ''persona de negocios'' son las reuniones, las relaciones con la plantilla, etc. Siendo autónomo, y no existiendo estos procesos de esa misma forma en la rutina laboral, ¿quiere decir que no se es una ''persona de negocios''? 

Un profesional autónomo carga con el peso de todo su negocio, siendo responsable de todo lo que pase, y las jornadas de trabajo pueden ser hasta mayores que las de una persona que tiene su jornada fija, aunque también es cierto que un autónomo tiene la ventaja (a veces) de organizar su actividad profesional, decidiendo qué acepta y qué no, y cómo reparte su tiempo. 

Por otro lado, esas reuniones serían el equivalente en la traducción y otras profesiones autónomas, a las citas con clientes y colaboradores, y a otros eventos como congresos y charlas. Luego está el tema de las relaciones laborales, que es algo diferente, pero un traductor no deja de interesarse en conocer a colegas del gremio para colaborar cuando es necesario, aunque no exista ese espacio de trabajo físico para intercambiar información. 

Por lo tanto, desde mi punto de vista, la traducción y el resto de profesiones freelance podrían suponer un nuevo concepto de la ''persona de negocios'', un estereotipo renovado.

Y vosotros, ¿qué opináis?





domingo, 2 de junio de 2013

LA ELECCIÓN DEL IDIOMA: ¿DETERMINANTE?

Todos nos hemos encontrado alguna vez ante este dilema. ¿Cuáles pueden ser las razones de peso para escoger un idioma u otro y especializarnos en él? ¿Acaso puede decirse que hay idiomas ''con más oferta'' y otros ''con menos''? Y en ese caso, ¿hay más oferta para los idiomas minoritarios porque los domina menos gente, o sigue habiendo más para los idiomas más populares aunque sean los más estudiados? Es una pregunta que me hago constantemente. Cuando empecé a estudiar idiomas, recuerdo que tardé un tiempo en decidirme por el alemán. Pensaba: ya sé inglés, y seguiré puliéndolo y demás, pero, no es suficiente, porque inglés hoy en día, y más en el camino en el que quiero entrar, sabe todo el mundo. A la hora de empezar la carrera, unos meses antes, decidí que el alemán sería mi idioma ''maior'', aun sin saber absolutamente nada. Y lo escogí, con toda mi ignorancia, porque ''me sonaba a negocios'', y, ya que por ese entonces veía imposible poder dedicarme a la traducción, y simplemente veía estudiar idiomas como un plus a la hora de encontrar trabajo, pues seguí adelante con ello. Ahora cada vez que lo recuerdo me doy cuenta de que no tenía ni idea de nada (ups). En dos años y medio, mi relación con el idioma ha tenido sus altibajos: lo he odiado y querido a partes iguales. Quien haya estudiado alemán sabrá a lo que me refiero: es un idioma que tiene una gramática complicada, que hay que machacar mucho, y, conseguir esa ''base'' para seguir aprendiendo, cuesta su esfuerzo. Hay una terminación para cada palabra y caso, y cada letra hay que pensarla antes de hablar. Pero, una vez te acostumbras, y te vas metiendo en su ''atmósfera'', te va encandilando, y te gusta (o eso me pasó a mí).

Dejando un poco de divagar, y volviendo al tema principal, recuerdo que muchas veces he pensado ¿por qué no escogería yo un idioma más afín al español, que se pareciera en algo, y resultase ''más fácil'' de aprender?
Respecto al mundo de la traducción, me he dado cuenta de que hay un gran abanico de posibilidades, y de que puedes hacer dos cosas: Esperar a que las oportunidades vengan a tí, y, formar parte entonces de una lotería esperando a que sea tu combinación la que sea requerida en una oferta concreta, o bien, informarte, documentarte, ir a por ello y descubrir por tí misma por dónde tienes que ir si quieres traducir de un idioma u otro. ¡Yo desde luego lo tengo claro!


Feliz domingo,

Virginia.

Virginia.




lunes, 20 de mayo de 2013

LA MOTIVACIÓN.

Diario de abordo: ¡Me cambio de carrera! (Signo de exclamación). Es la frase del día cuando empiezas a comentarlo con tu familia, que se sorprende tanto como tú misma y tiene los mismos miedos que tú antes de tomar esa decisión que tanto te ha costado. ¿Merecerá la pena? ¡Pero si ya llevabas tres años! Sí, pero... la motivación, faltaba la motivación, y ahora la he encontrado. Os doy las gracias por darme la oportunidad de hacer ese curso de traducción audiovisual que tanto me ha aportado; desde conocimientos de todo tipo, hasta el empujón que necesitaba desde hace tanto tiempo. Siento tener que dejar de lado a Dickens y Brecht, cuando por fin empezaba a llevarme bien con ellos, y hasta incluso a disfrutar de sus palabras, pero es que era leerlos... ¡y yo sólo pensaba en traducir lo que tenía ante mis ojos! y así fue cómo...               La tradusidad mató al gato.
Durante los últimos meses, he tenido la oportunidad de asomarme a este mundo. Digo asomarme porque fue una de esas cosas que todos hacemos de vez en cuando, en un ataque de ''voy a probar a ver si...'' ¡y resultó que ''vaya que si...''! Desde mi primera práctica de traducción de apenas cinco minutos de una serie, hasta la que fue mi primera colaboración en un proyecto de subtitulado, no dejaba de apasionarme más y más por lo que estaba haciendo. Y poco a poco fui asomándome más y más, utilizando twitter, que me ha abierto muchas ventanas donde seguir asomándome más todavía: blogs, páginas, traductores entusiasmados... todo contribuía a acrecentar mis ganas.
No puedo evitar sentirme como si estuviera abandonando algo, pero sé que lo que está por llegar es mucho mejor. En mi opinión, el mundo de los idiomas es complicado, a la hora de estudiar. Filología y traducción tienen esa tensa relación de amor-odio entre ellas, tentando la una a la otra a sus componentes, y es que, ¿cuántos filólogos en potencia han sucumbido a la llamada de la traducción? Por lo que leo cuando me asomo al mundo, ¡no soy la única ni mucho menos! Y es que, si bien las carreras de este tipo a veces son desprestigiadas de puertas hacia afuera, bien es cierto que los que estamos dentro sabemos algo:                           La traducción es vocacional. Lo he leído, oído,y lo más importante: sabido un millón de veces. El traductor es un ser que se siente profundamente agradecido por ser lo que es, y, por lo que la poca experiencia que llevo acumulada hasta ahora y la gente del gremio que he conocido me ha enseñado, el traductor nace (y se pule) pero no se hace. Se tiene la pasión, ese 'algo', y, sobre todo, la curiosidad.   Pensando en ello, e intentando recordar esos rasgos de mí que apuntaban a la traducción, recordé el momento en el que descubrí que quería dedicarme a ello (aunque en aquel momento solamente supiera que quería que fuera algo referente a los idiomas y la escritura, sin tenerlo todo tan claro), y fue cuando algunas personas de mi círculo más cercano pronunciaron la frase ''siempre encuentras la palabra perfecta para cada ocasión''. Se me quedó muy marcado, porque fueron personas diferentes en momentos diferentes, y me sigue pasando (este año dos veces :D), y me llena de orgullo, porque las palabras son una parte muy importante de mi vida; las cuido mucho, y me llegan mucho, para bien o para mal. 
Por último, y para terminar esta interminable y casi bíblica primera entrada, diré en mi defensa que es mi primera vez escribiendo en un blog. Solía escribir poesía en una página, pero esto es nuevo para mí. Por eso todavía tengo que descubrir en qué punto entre un ''diario personal de experiencias relacionadas con la traducción'' y otro ''menos personal, pero individual y de experiencias profesionales y opiniones y datos interesantes'' quiero que esté mi sitio en el mundo virtual, en el que espero sentirme muy cómoda, y convertirme en asidua. Creo que lo de escribir va en serio, porque es la primera vez en tres años que siento la necesidad de levantarme de la cama de madrugada porque tengo algo que escribir, y me encanta.  

Virginia.